Brígida
Brígida vivía con la inocencia de una niña pequeña, siempre con una sonrisa en su rostro, con un deseo de aprender del mundo que la rodeaba y encontrar felicidad en las cosas simples y sencillas de la vida. Ella trabajaba en un hogar que no era el propio, siempre era la primera en levantarse y asegurarse que todos tuvieran algo de desayunar, y secretamente era la última en dormirse por si alguien necesitaba de su ayuda. Ella cuidaba a los miembros del hogar como si fueran su propia familia, y se le consideraba como un miembro más. Se le recuerda con cariño y respeto por su vida de servicio, sus consejos y sus anécdotas que siempre hacían reír.